domingo, 23 de octubre de 2011

Ich habe eine Diplomarbeit!

Parecía que no iba a llegar nunca, pero ya puedo decir que tengo trabajo que hacer en Karlsruhe. El miércoles de esta semana comencé con mi proyecto. Aún no tiene nombre, pero básicamente será algo así como Determination of interfacial shear strength of a glass fiber/epoxy bonding in composites through push-out test.

Para los no entendidos, decir que básicamente consiste en realizar ensayos mecánicos en materiales compuestos, que están formados por fibras embebidas en una matriz, para determinar la resistencia de la unión. 

Diagrama de un ensayo Push-out.

La gracia está en el tamaño de las fibras, unos 5 µm de diámetro, lo complicado de formar los especímenes, la influencia de la preparación de las muestras y la variedad en los resultados. Dejando a parte el hecho de que hasta el día 2 de noviembre (día en el que recibiré la clase de seguridad para el manejo de las máquinas) me lo pasaré haciendo research, y leyendo todos los papers existentes del mundo mundial sobre el tema, el proyecto promete. Se trata de algo muy nuevo, con perspectivas de futuro, en el campo que yo quería y fundamentalmente experimental; con lo que me libraré de ahogarme en miles de líneas de código como ocurre en muchos otros proyectos. Y cuando me dejen jugar con el microscopio de electrones espero obtener alguna que otra imagen como esta:

Curvas fuerza-desplazamiento y micrografías de las fibras tras el test.

Y como viene siendo habitual, siempre hay tiempo para hacer muchas más cosas durante la semana. 

Como el primer día de entrenamiento de Unterwasserrugby, awe-fucking-some, aunque jodido de cojones, unido a mi triste capacidad pulmonar y el dichoso snorkel.

Acudir al partidazo (triste 0-0) del Karlsruher SC, y cantar y saltar como el mayor fan del Karlsruher. Que el equipo no será gran cosa, pero la afición es enorme.

Pasar el sábado en el tren, en una visita relámpago a Mainz, con el Schönes-wochenende 10€; aprender italiano, y acabar perdido en Frankenstein (Pfalz) por el camino, no tiene precio.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Das Leben in Karlsruhe


Ettlinger Tor, Karlsruhe

Tras el Oktoberfest parece que la cosa se calma, y digo parece, porque siempre hay millones de cosas por hacer...

En primer lugar, conseguir bici (y arreglarla). El tráfico de bicis en Karlsruhe es impresionante, y no sólo me refiero al físico, sino a la compraventa y demás  negocios turbios. Pero es que en K bici no eres nadie. Yo ya tengo una, no es muy bonita que se diga, pero menos es nada, y para los infelices como yo que vivimos en Insterburg Isengard viene muy bien. (Por cierto el otro día estuve cenando en Mordor, no soy el único que vive lejos!). 

Y ya de paso aviso:
"Solo hay dos tipos de motoristas fahrradfahrer, los que se han caído,
y los que se van a caer."
En segundo, seguimos con los regalos de bienvenida. A parte del Karlsruher Kultur Scheckheft, que viene muy bien para conocer el lado cultural de la ciudad. KIT, nos obsequia con una pedazo mochila ¡aprende UPM! Y además el ayuntamiento también regala 50€ para gastar en diversas tiendas, junto con otro libro de cupones descuento, el sorteo de bicis y un ticket semestral para poder utilizar la KVV por el morro (y sin pagar al revisor como a algun@ le ha pasado).

Este viernes acabo el pre-curso de alemán que estaba haciendo, por el cual ya había pagado los 50€ antes de venir. La verdad es que no sirve de mucho si acabas de hacer un intensivo en verano, pero sí que he repasado y aprendido un montón de vocabulario. Y ya que estamos, me he apuntado a un nuevo curso para sacar el B1 durante este semestre, 6 horas a la semana, 150€ en total. Regalado.

Además llevo ya una semana en busca y captura del pfc, tarea más difícil de lo que pudiera parecer. Si bien es cierto que hay una lista de ofertas, no todos los proyectos aparecen reflejados ahí, por lo que es necesario visitar las webs de las distintas facultades que componen Machinenbau y navegar entre todos los proyectos, con la ayuda de nuestro buen amigo Google Translate. A continuación te aburres a escribir 20 emails (o más) de los que de momento he recibido respuesta a 4:

- Uno no está hasta el 13.
- Otro me ha pedido el CV y no he vuelto a saber nada más.
- Otro, de materiales compuestos! me ha dado cita para el martes.
- Y con el último he hablado hoy.

Se trata del estudio de la interfaz entre los cálculos estructurales y la dinámica computacional de fluidos (CFD). Dejando a un lado el tema de que tendría que desempolvar lo poco que sé de Fortran, parece bastante interesante. Sin embargo, seguiré intentando buscar algo de composites; de momento le tengo echado el ojo a Development of a multi-surface smeared crack model with consideration of crack closure effects and implementation into ABAQUS, link para los valientes. A ver si hay suerte.

Por último, decir que este lunes se abrió la oferta para los deportes en la universidad, y entre la larga lista, me he apuntado a Unterwasserrugby. Así, como suena. Ya sabéis que hay que seguir la filosofía erasmus: Warum nicht? 

Ya os contaré.

sábado, 8 de octubre de 2011

Oktoberfest

A lo grande...


Porque ya que estamos de Erasmus en Alemania, hay que hacer las cosas bien. A lo Erasmus.
Por eso decidimos ir el pasado sábado al Volkfest de Stuttgart; que viene siendo lo mismo que el famoso Oktoberfest de München, pero más pequeño, menos turístico y más auténtico. Increíble.

Stuttgart se encuentra bastante cerca de Karlsruhe, y solo tardamos 50 minutos en el tren, que solo cuesta 6€ si se coge un billete de grupo para 5 personas válido para todo el Baden-Württemberg Bundesland. Una vez allí, se ha de coger un S-bahn hasta Bad Canstatt, la verdad es que no tiene pérdida, solo hace falta seguir la pista a los vestiditos típicos o a las camisas de cuadros.

El festival en sí es enorme, plagado de gente, puestos de comida (wurst y dulces en forma de corazón), atracciones (dos norias) y las famosas Tent, donde se come, se bebe y se canta y baila encima de los bancos. Y la verdad es que las canciones son pegadizas; por supuesto cantamos el Heute ist ein schönes Tag, Ein Prosit, Hey Baby, Country roads, o el temazo de Hey! Das geht ab (wir feiern die ganze Nacht).


Del que existe la versión futbolera: Wir holen die Meisterschaft, o incluso la versión techno. Para los motivados como yo con la música Oktoberfestera, aquí os dejo un link a un post sobre las mejores canciones del Oktoberfest y su historia, y el disco recopilatorio de las mejores canciones, enlace directo aquí.

En Stuttgart estuvimos pasándolo en grande hasta las 12 de la noche, momento en el que nos fuimos de nuevo a la estación para continuar nuestro viaje, dirección... München. La forma barata de viajar es a través de trenes regionales y el billete Schönes Wochenende Ticket, 8€ por persona (5 personas) que nos permitirían ir de Stuttgart a München y volver a Karlsruhe la noche del domingo. El viaje estaba planeado para poder "dormir" en el tren, y en el transbordo en Ulm (2 horas!), para llegar a München a las 7:22 de la mañana; si bien es verdad que yo dormir, lo que se dice dormir, no fui capaz.

Si lo de Stuttgart parecía grande, lo de München es enorme. Recién llegados, allí nos fuimos directos, y a pesar de la hora no eramos los únicos. Si bien en Stuttgart es fácil entrar en una tienda y acoplarte a una mesa con desconocidos, en München la cosa está difícil. A no ser que entres relativamente pronto a una tienda (9 de la mañana), va a ser difícil que entres más allá del mediodía (y eso habiendo guardado cola y luchado con las moles de cemento que son los seguratas).  

Dentro de la tienda de Hofbräu München, el espectáculo continuaba. Caras largas y sueño, pero tras el desayuno de los campeones (ver abajo), una buena partida de cartas, por algo estábamos en la mesa de los españoles. La cosa se calentaba con los valientes (y valientas!) que se subían encima de la mesa para ser aclamados mientras se bebían eine Maß (un litro, que por cierto cuesta 10€) del trago. Ganador, a lo largo del día: 6. Por la tarde ya solo recoger y para casa. La verdad que se hizo largo por culpa de una alarma que hizo parar al tren, pero aunque parecía imposible, conseguimos llegar a casa. El lunes evidentemente, día de la unidad alemana, lo pasé durmiendo.

En resumen, y la verdad es que coincidimos bastantes, München está bien, pero lo de Stuttgart es espectacular; habrá que repetir...


Hasta la próxima. Prost!